TERMINÉ de ver la película sobre la vida del cantante de Joy Division muy temprano por la mañana y me produjo un efecto de desolación.
La película es en blanco y negro, con unas escenas que parecen fotografías, con encuadres muy interesantes en los que, muchas veces, los objetos aparecen borrosos y los actores nítidos o viceversa (se denomina profundidad de campo).
La selección musical está muy bien cuidada, suenan sus grandes y melancólicos temas que van directos a la médula espinal, sin ningún tipo de latencia y de ahí desatan emociones primigenias: atmospheare, she´s lost control...
Murió a los 23 años, ahorcándose después de haber roto la relación con su esposa, después de pelearse con su amante y tras una crisis epiléptica de las que le solían dar y de las que nadie daba una respuesta de por qué le pasaba. Todo ello en una persona con tendencia a la depresión. Nos quedará su música. A mí siempre me ha parecido muy extraña la deriva que tomó entonces el grupo, New Order hacia un sonido más comercial y electrónico.
Creo que el efecto de verla en el alba crea la misma sensación que le dio a Agustín Fernández Mallo al verla solo en el cine. Por supuesto que no es para verla en la sobremesa.
2 comentarios:
Entonces la veremos después de cenar. Lo diré al Cinéfilo a ver si la encuentra y le echamos un vistazo.
Mira mi blog.Besicos.
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