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miércoles, 2 de septiembre de 2009

EL PALACETE PONCE... ya es memoria


Ha acabado en nuestra memoria. Justo el día en el que el alcalde ha anunciado que Murcia se va a convertir en la capital mediterránea de la biosostenibilidad y la cultura (no se da cuenta de que lo que dice no trasciende ni entre los murcianos) me enterado por la radio de que han derribado el Palacete Ponce un fin de semana de agosto, escondiéndose, como hicieran con los baños árabes. El palacete era bien de interés cultural y los baños árabes monumento nacional. Para que pondrán apelativos tan rimbombantes a las cosas que se destruye si apetece, no hace falta proteger nada, estamos en Murcia, no tenemos memoria ni la necesitamos.

Total, los peces no tienen memoria...

He querido ilustrar este epitafio de un monumento con otro monumento. Esta montaña de escombros que fue una de las esculturas que estuvieron en la Bienal de Arte contemporáneo de Murcia, un acontecimiento intrascendente que costó unos dos millones de euros. La montaña igual que la pusieron la quitaron. El periódico El mundo, en un ejercicio de vanguardia, eligió esta montaña de Laura Almácegui como una de las obras de los últimos diez años. El Palacete Ponce era menos que eso, es cierto, era tan sólo un edificio histórico de 1925 en donde los huertanos pagaban tributos, era también donde moró el poeta Jara Carrillo. No significa nada para los que no tenemos memoria.
Propongo que lo próximo que se destruya sea el castillo de Monteagudo, son tres piedras y es un BIC. Podríamos hacer un tranvía que subiera arriba. Con los escombros podemos hacer otra bienal: de ruinas sabemos hacer arte.
Imperdonable.