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miércoles, 30 de junio de 2010


la calavera de cristal está en el museo Metropolitan de Nueva York. Se ha pensado que era Maya, pero las investigaciones indican que es falsa que es posterior
TWELVE
Nick McDonell
“Lo que más me gusta de esta novela es la forma en la que está narrada. Los capítulos son cortos como pequeños disparos. Parecen encerrar el mundo de un grupo de adolescentes de Nueva York en pinceladas y vamos observando trazos desestructurados de sus vidas como si viéramos una película en la que los acontecimientos van sucediendo a la misma vez que los vemos. Twelve es una droga que un adolescente rico, al que su familia no presta atención, se encarga de vender. No es muy consciente del riesgo del drug dealer, aunque sabe defenderse y a él no le importa mucho lo que pueda suceder porque las alternativas de lo que suceda en su vida no son muy esperanzadoras. En navidad visitará muchos hogares de niños bien acomodados que dan fiestas multitudinarias en la ausencia de sus padres. Observará sus comportamientos, verá cuáles son los motivos por los que organizan esas fiestas pero White Mike no intervendrá ¿o sí?

lunes, 15 de marzo de 2010

una letra femenina azul pálido FRANZ WERFEL


¿Y si llega una carta que cambia tu vida? Eso le ocurre a Leónidas, el protagonista de esta novela corta, que le llega una carta que lo devuelve veinte años atrás, pero ¿es realmente lo que espera? ¿Basta sólo con una carta para cambiar una vida? La prosa de este libro es intimista, el telón de fondo es los momentos previos a la II guerra mundial que se cierne sobre Viena pero aunque esté ímplicita, sólo el lector siente lo que afecta a la historia, algo que el escritor maneja muy bien. El protagonista, un alto funcionario, acostumbrado a que todo le salga bien no sabe lo que va a repercutir, a diferencia de lo que piensa, la carta no en su vida sino en su conciencia.

martes, 2 de marzo de 2010


EL GATOPARDO… Giuseppe Tomasi Di Lampedusa
Esta novela cuenta la pérdida de un mundo, no sólo en el terreno político, sino en el familiar. Con una prosa muy semejante a la que se hacía en el siglo XIX, aunque el libro se escribió por los años 50, hace que te des cuenta de que entras en unos códigos que son diferentes. Al leerte este libro uno se hace consciente de lo que era la monarquía y que nada es tan sencillo como parece, había reyes que tenían un fino sentido del equilibrio y que eran capaces de interpretar los acontecimientos políticos de una manera que el resto del pueblo no era capaz de entender. Soy antimonárquico, el mero hecho de que exista un trabajo o cargo que pase de padres a hijos destruye los principios del mérito, capacidad e igualdad en los que creo, pero leer este libro me ha acercado a comprender que antes a las personas se las preparaban para gobernar y que muchos de nuestros políticos han ido “trepando” en sus puestos. También que todo se transforma, es decir, que el poder que se le quitó a la monarquía ha ido a parar a los altos burgueses y que, encubiertamente, los sistemas que nos gobiernan son tan endogámicos casi como los monárquicos.
Me gustaría resaltar la formidable descripción que hace la novela de los paisajes de Sicilia, paisaje árido y tan parecido al nuestro. Se puede decir que en la novela se siente de forma muy sutil el calor, la forma de ser de los sicilianos, los campos yermos…
Además, otra de las virtudes de la novela es las comparaciones. En el capítulo en el que el Rey Don Fabrizio debe tragar con que Tancredi se prometa con la hija de un burgués, que no le gusta porque son ordinarios, el escritor compara todo el proceso con “tragarse una rana”, que es un refrán que en Italia viene a ser como “hacer de tripas corazón” y la comparación resulta muy fina.
El sentido del tiempo es una maravilla en la novela. Empieza lenta, como un remanso de tiempo, mostrando la realidad de la vida de la monarquía con sus ritos católicos, la forma de su pensamiento, para después ir acelerándose según sentimos la pérdida de su posición. Al final pega un brusco salto temporal grandísimo. Al final, la iglesia que eran reticentes al cambio y arcaica, trata a la extinta monarquía como a un símbolo sin valor, para ellos perpetuarse.
Y el final es lo mejor sin duda de la novela, que no voy a contar pero en la que juega un papel importante el perro Bendicó, que cuando muere es disecado, y que deja entrever el sentimiento de decadencia que nos recorre toda la novela. Hay que decir que el que la escribe fue uno de los descendientes de la casa de los Salina, que disfrutó de la monarquía en su infancia.
Magnífica.

martes, 29 de diciembre de 2009


INVISIBLE… Paul Auster
Confieso que me gusta Paul Auster aunque estimo que ya se ha convertido en un escritor que dice poco y que se repite demasiado por mucho que las críticas en España le hayan comparado en esta ocasión con Dostoievski (El País, etc), Don MackLeese, Booklist. En esta novela sucede así, a mi entender: la metaliteratura, el escritor (hay muchas novelas ya que tratan sobre escritores porque como la gente no lee a los escritores les gusta leer sobre escritores) entrado ya en años, el recurso de la novela dentro de la novela, las vivencias de los personajes.
Pero esto no es cien por cien así. La novela tiene momentos muy buenos, como el de la narración de la maldad, presente en la vida cotidiana por mucho que intentemos anularla. En ese punto justo la novela sube como la espuma y se aleja de los diálogos bochornosos del principio o de la ya consabida historia (en la obra de Auster) del estudiante-escritor en ciernes. Aunque Auster cambie el punto de vista con la persona (utiliza la primera, segunda y tercera) me parece más un intento de alarde de técnica que otra cosa ya que los dos protagonistas escritores parecen la misma persona y esto sólo hace que el lector se salga de la historia. Y otro de los peores momentos es para mí el de la hermana porque se nota que lo ha hecho sólo para buscar polémica y, en fin, para que al final la historia acabe como acaba.
En general no hay ningún párrafo de mención en la novela, así que no resalto ninguno. Eso sí, es una lectura agradable, en la que le ha faltado tirar más por el camino de la maldad del antagonista y menos por el de los vericuetos de la vida de Walker.

sábado, 14 de noviembre de 2009

LA PLAZA DEL DIAMANTE... Mercé Rodoreda



La Plaza del diamante es la historia de Natalia, una mujer ingenua a la que muchas veces anulan su capacidad de decidir y, en la que están reflejadas muchas mujeres de la época a las que no dejaban decidir porque era el hombre el que debía hacerlo. Por medio del monólogo vamos conociendo su vida, con una prosa sencilla pero no carente de enjundia. Somos testigos de cómo el Quimet hace que se deje a su novio y empieza a llamarla Colometa, palomita en catalán. Su relación con las palomas será uno de los simbolismos que más me han gustado de la novela, como el Quimet le obliga a tener palomas que tanto asco le dan y encima, como siempre, se aprovecha de ella y tiene que cuidarlas. Colometa tendrá que enfrentarse a la dura guerra civil, lo que conllevará consecuencias irreversibles para ella. La estructura de la novela, en capítulos cortos que van contando un episodio hace que no se pierda la emoción ni un instante y además va creando un cierto bosquejo, una estampa impresionista de su vida alimentado por el lenguaje, que no se aleja en ningún momento la frescura y la ingenuidad del personaje, que lejos de ir contando su vida de forma sencilla le da una riqueza en metáforas, muy en el tono del personaje, que hace que disfrutes con su belleza lírica y que empatices con ella, sintiéndote en algunos momentos parte de Colometa, de su imposibilidad de decidir, de la dureza de la vida que debe llevar, de su efervescencia emocional. Muy recomendable.
“Cuando alguna vez había oído decir: esta persona es como de corcho, no sabía lo que querían decir. Para mí el corcho era un tapón… Y por fin entendí lo que querían decir cuando decían que una persona era de corcho…, porque yo era de corcho. No porque fuese de corcho sino porque me hice de corcho y el corazón de nieve. Tuve que hacerme de corcho para poder seguir adelante…”

“Y sentí intensamente el paso del tiempo. No el tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras, no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de los otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colorea a las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando”

“Me parecía que todo lo que hacía ya lo había hecho, sin que pudiese saber dónde ni cuándo, como si todo estuviese plantado y arraigado en un tiempo sin memoria…”