El viernes fui al Caes de Torre Pacheco y vi la "Ópera de los tres centavos", una obra divertidísima que interpretaron el grupo de Teatro Atalaya de Sevilla, muy bien interpretado a mi parecer, porque sabían darle el aire de actuación exagerada pero creíble y no cantaban mal. De esta obra de Bretch y Kurt Weill me encantó su tono de denuncia social pero cabaretero, intentando que lo grotesco parezca cotidiano y sabiendo que muchas de las cosas que se dicen son absolutamente utilizadas hoy día, y que los pobres, por desgracia, son invisibles porque no pueden entrar dentro del sistema que hemos creado.
Son parlamentos míticos: "Antes comer que la moral, o "mejor es robar un banco que fundarlo"
Divertida y a la vez te da que pensar.
2 comentarios:
No te pierdes una!
Una obra maestra, Rafa. La música es una preciosidad, como tú dices. Y la historia también. A punto estuve de hacer una de las piezas pedagógicas de Brecht con los de artes escénicas, pero no dan la talla de momento.
Publicar un comentario