miércoles, 29 de abril de 2009


FRESAS SALVAJES… Dir: Ingmar Bergman.

1.957

El protagonista de esta película va a recibir un homenaje y decide ir en coche. Sería una road movie antes de que existiera ese género, que inventaron como todo los americanos, espontáneamente decide acompañarle su cuñada, que le considera un ser frío y antihumano. Él ha tenido una pesadilla de que moría, bellas imágenes de su ciudad desierta y una comitiva con su féretro y los caballos. Entonces durante ese viaje asiste a su vida, como si fuera un narrador ajeno (parece Cuento de Navidad pero sin ángel). Se le unen también unos jóvenes, uno de los cuales quiere ordenarse sacerdote, ambos intenta ligar con una chica joven, como jóvenes que son no se preocupan por el tiempo ni por la muerte, lo que establece un interesante triángulo junto con la cuñada a punto de separarse del marido porque no quiere que tenga su hijo.
Las fresas, salvajes, son la representación de la felicidad, asistimos a cuando era joven a la recolección de fresas. Esta película tiene mucho de teatro, todas las de Bergman lo tienen, y los actores parecen recitar a veces parlamentos al espectador, parece que en un anfiteatro griego, se confiesan con la vista perdida. El viejo profesor observa también a su madre nonagenaria, sin miedo a la muerte, pero él lo tiene. Sobrecoge la película, cargada de existencialismo, de Bergman. Leí en una entrevista que él siempre invocaba a dios para que le demostrase que estaba allí, pero como nunca apareció siempre sintió la vida como un sin sentido. Me leí después su biografía imágenes, que no tiene desperdicio.

5 comentarios:

Sarashina dijo...

Realmente es una película preciosa, y me encanta la frescura con que la cuentas, cuando en mi juventud nos devanábamos los sesos con Bergman. Ahora las veo ya desde otros puntos de vista, más emotivos. Creo que he visto toda la filmografía de Bergman y algunas películas repetidas veces, y no me cansa. Ya que me lo recuerdas, volveré a ver esta, que es una belleza.

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Hombre, el mismo de persona!

Microrelato: yo no soy una piedra.

Ale' a reflexionar se ha dicho!, ya puedes escribir un libro sobre existencialismo, je ,je es broma.

Saludos!

Rafa dijo...

yo no soy una piedra...
te podrías hacer crítica de microrrelatos, hay cátedras en eeuu y se organizan congresos, jeje. Pero no sólo viene de la tradición occidental, en oriente los haikai (haiku) también son algo parecido, el más famoso es de Basho y dice algo así como: una rana, la tarde en un esanque, plof. Y también se han devanado mucho los sesos con él. Te lo digo aquí porque en el sos lo mismo ya estaré muy perjudicado, jaja.

Clares, me estoy leyendo tu mixtura, antes de dormir (y para descansar de la profundidad de Conversación en la catedral). También vi un relato tuyo en una antología con Luis Leante y Castillo Puche, Martínez Mena... (año 84) te rodeas de los murcianos más grandes!!!

Wunderkammer dijo...

¡Maravillosa película! La secuencia onírica en la que el protagonista ve el reloj sin manecillas, el coche fúnebre y se ve a sí mismo muerto es de las mejores de la historia del cine... y de lo más impactante, claro.

Rafa dijo...

si muy buena escena
me encanta la utilización que hace Bergman de las imágenes, con pocos elementos hace maravillas, algo teatral y que embebió de Dreyer