su cuerpo como granada;
sin pasos, sólo la guía
que señala la mirada.
Los paisajes que permanecen inalterados por los siglos, como este paraje de huerta, palmeras y luz, crean una honda impresión. Parece que entre los sonidos del viento se escuchan plegarias en árabe, de los últimos musulmanes que se escondieron en Ricote tras haber sido decretado su expulsión del Reino de Murcia. La soledad y el ruido del agua por las acequias trae un sentimiento milenario, de que la naturaleza y el hombre deben coexistir en armonía. Entre el ulular del viento sentí como si recitaran una jarcha:
¡Tant' amare, tant' amare,
habib, tant amare!
Enfermeron olios nidios,
e dolen tan male.
De Ricote me entusiasmó este palacete del siglo XVIII que pertenecía a la orden de Santiago. En Murcia no hay muchas casas de piedra, así que esta es un regalo para los ojos.
Mi abuelo decía que esta sierra era un volcán del que salen las aguas termales del balneario de Archena. Su orografía es extraña, los colores se degradan en su cuerpo de forma compacta, parece que sus rocas han tenido prisa por enfriarse y el aire sólo las puede erosionar de forma lineal. De pequeño pensaba que de ahí se sacaba el terciopelo por su aspecto caprichoso.
6 comentarios:
Lo bordas, como siempre.
Es una maravilla, precioso todo. Cuando quieras te vienes a mi campo a ver lo que hay por el otro lao, en el campo de Ulea.
Muchas gracias Eme y Clares!!!
Tu tampoco pierdes el tiempo, bonitas fotos....tus raíces son de por ahí....?
El verdor del Valle y el contraste con los montes es algo excepcional en la Región.....Besicos.........Y sí nos vemos pronto.
Hermosas estas fotografias... me encantarón, un fuerte abrazo!
¡Una jarcha! ¡Qué bonita la posía primera! Me ha encantado esta entrada. No conozco Ricote, y tengo unas ganas de ir para allá tremendas.
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