domingo, 20 de noviembre de 2011
Las luces se apagan. Han pasado diez años desde la última vez que los viste. El corazón late deprisa, la música empieza a sonar cuando de repente salen Marie y Per Gessle. Cantan dressed for success y vuelves a tu época del instituto, a los bailes que hacíais en el pequeño auditorio Infanta Elena. Te ves a ti mismo con una camisa de cuadros, sin saber qué es el futuro, sin pensar qué vendrá después. Cuando a Marie Fredriksson se le va la voz, ¿será por su estado físico?, la gente canta sus canciones, todo el mundo se las sabe como si fueran canciones de cuna, entonces el público y la música son uno, nadie sabe dónde está, sólo el murmullo de una música que te ha acompañado en algunos momentos de tu vida. Marie canta cada vez peor, separa las palabras para tomar aire, se le va la voz, canta de falsete y mira hacia otro lado. Pero cuando eso sucede Per sale desde atrás, dando un salto, mete un guitarrazo, bajan la canción de tono y entonces la toca a ella con suavidad y firmeza, y en su gesto le está dando la confianza para que siga adelante, para que no se detenga. Las once mil personas del recinto cantan temas como The big love, han sido una banda sonora para ti, pero ¿por qué no tocan silver blue o almost unreal? No no lo harán. Per es alma mater del concierto, y canta crash boom bang casi él solito. No ha envejecido, está igual de juguetón, igual de graciosillo. Su camisa negra es la misma que le pedías a tu madre que te bordase, una con banderitas y hombreras, su cabello ahora cae lacio pero hubo un momento de tu vida en el que lo llevaba hacia arriba, bastante seco, y tú lo querías llevar igual pero no podías. Recuerdas cuando no había internet, o su existencia era muy diferente a la de ahora, la gente te llamaba para ver si era verdad que Roxette había sacado nuevo disco o incluso te pedían consejo de cuál era el mejor para regalar. Cuando tocan how do you do! Recuerdas como conociste a tu amigo Pedro Luis, fue por el grupo ecologista en el que ambos estabais, los dos querías poner una canción de roxette de banda sonora de un video promocional que grabasteis cuando nadie más del grupo quería, y después tuvisteis muchas horas de música roxettiana en su estudio de la huerta, de singles perdidos que Pedrol pedía a Suecia, y te llegaban un mes después por correo, aún recuerdas aquel cumpleaños feliz en sueco. Pronto suena dangerous, magnífica en directo, y de repente te viene a la cabeza la época de la universidad, el final, cuando descubrías la vida y pensabas “I know your chances but I don´t know your name”, todo sucedía de noche y la luz del día traía horas sin sustancia. Dejabas las costas de la adolescencia de la mano de crush on you o star, que de forma lacerante, no tocaron en el concierto dejando abiertas las heridas. Y luego vino el amor, de la mano de it must have been love, en una época de tu vida difícil, convulsa, “I close my eyes and dream away”, como en la canción, pero todo remontó pronto el vuelo, hasta que de repente te ves allí, con el guitarrista tocando “paquito el chocolatero” a guitarrazo limpio y toda la gente coreando “¡ey!”. El concierto acaba con the look, como siempre, blanca, resplandeciente. Pero el público quiere bises, y ellos entregan un “spending my time” que te saca la piel, se vuelve a meter, todos gritamos “no queremos que acabe” y vuelven a hacer otro bis, el segundo, en el que cantan una inolvidable “listen to your heart”, como si fuera el estribillo de tu vida y al final, Per, de forma increíble, canta “church of your heart”, de forma maravillosa, una canción que no esperabas, porque lo inesperable se puede volver realidad… o si no, ¿quién te iba a decir a ti, Rafael, que hace diez años los ibas a volver a ver, después de aquel cáncer que casi se lleva a la cantante, después de aquel concierto en Barcelona?
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