sábado, 12 de noviembre de 2011

EJÉRCITO ENEMIGO... Alberto Olmos


El caso es que empecé a leérmela con mucha emoción, tras la intensidad y el fuego de la primera persona, la ironía, el arranque brutal (ya había empezado con muertes Olmos)… esta novela va sobre el legado que le deja a Santiago un amigo con el que no pasaba sus mejores momentos… su contraseña de correo electrónico. Todo ello con la verborrea del prota, me gustó el inicio, sí y eso es destacable.
SANTIAGO es un personaje redondo. Sintonizo un poco con él, no es que comparta sus ideales, o su forma de ver las cosas, pero me queda cierta cólera contra algunas cosas: hay gente que enarbola muchas banderas para llenarse los bolsillos, y en nuestra intimidad han crecido las empresas de huevos ecológicos que valen más caros y cosas así por las que uno se pregunta qué era lo que estábamos comiendo antes. Igual que lo de la capa de ozono, cuando éramos pequeños de repente todos los sprays se volvieron ozono friendly y ahora viene el cambio climático y mañana otra cosa, o no. En general hay mucho discurso bien intencionado para ganar dinero.
El caso es que en las rarezas de Santiago he visto un poco de Ignatius Reilly, un poco de Holden Caulfield, por eso digo que me parece redondo: es una persona rara, como somos todos vaya, con un poco de psicopatía, que no se quiere mezclar en nada, al que le gusta pensar que todo está depravado y por eso no es solidario y se dedica a lo que le gusta: navegar por páginas pornográficas, entrar en el chat pornográfico Chatchinko. Hay pasajes de la novela en la que se te escapa una sonrisa, hay pasajes en los que te encanta su verborrea y hay pasajes de la novela en la que te gustaría darle una patada a Santiago por lo psicópata que es, por ejemplo, se muere su amigo y sólo quiere espiar su email, pero así es la vida misma y la literatura…
En cuanto a la idea que ha sobrevolado por la cabeza de ciertos críticos de que esta novela debería haber sido un ensayo, me parece una reflexión arcaica. Los géneros literarios están mezclados ya, desde hace mucho tiempo, mucho antes de que nos untaran las páginas con nocilla, es una discusión que vendría muy bien para otro siglo pero en éste, es bueno encontrar a un escritor que da vida a un personaje y una historia porque muchos escritores están muy interesados en contar “oye lector, yo escribo como tú, mira lo bien que lo hago y como escritor que soy mi vida es una tortura de alcohol y tengo unas reflexiones muy cool sobre la vida”.
Si bien he devorado la novela, particularmente, me ha aburrido un poco por la mitad. Y al final ha remontado el vuelo, con un final que da para reflexionar.
La recomiendo.

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