sábado, 15 de octubre de 2011

LA TEMIDA CENA DE LA PROMOCIÓN DEL 78




Al final vas a la cena de tus compañeros del colegio. Y suceden varias cosas curiosas:
tu maestra de lengua dice expresiones como "habían dos", tus compañeros gamberros de veinte años después esconden el paquete de tabaco a varias personas con la misma poca gracia que tenían cuando escondían lápices de colores de los demás, la pregunta con más frecuencia es ¿estás casado? ¿y tienes hijos? y notas el orgullo de la gente que en el colegio estaban marginados y de repente se encuentran en comunión con la sociedad porque están casados y tienen hijos y esos motivos dan un extraño estatus social en aquel pueblo.

Pero lo más impactante de todo es que una de las alumnas más silenciosas, sólo recuerdo haber hablado varias veces con ella, se acerque a tu asiento y diga "si tienes algún problema, quieres investigar a tu jefe, o crees que tu pareja te engaña" toma... y me da un flyer con el nombre de una agencia de detectives, que es su apellido, y me dice con ojos brillantes y cara de estar oculta entre unos arbustos:
-sí, soy detective privado.

Y finalmente lo más reconfortable de todo es comprobar que tus mejores dos amigos de la clase, a los que hacía tiempo que no veías, siguen siendo tus dos mejores amigos de esa clase, por lo que de volverse a repetir la vida, en un ejercicio Nietzscheziano, volverías a sentarte con ellos, volverías a jugar con ellos, volverías a divertirte con ellos… aunque haya pasado veinte años, la gente que merece la pena sigue igual y la que no, pues sigue también igual.

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