lunes, 5 de septiembre de 2011
UNA TARDE EN MADRID
Si una tarde en Madrid te pierdes, y te metes a la exposición de Antonio López puede que nunca antes hayas estado en la Gran Vía y cuando salgas añores esos colores suyos, llenos de sensación de vida. Hay quien dice que es maestro del hiperrealismo, hay que lo denosta porque dice que para ver sus cuadros prefiere ver fotos. En el cuadro de la Gran Vía, me fijé en el centro: era un fragmento impresionista, si me alejaba, el cuadro se volvía tan real como caminar por allí. ¿Fotografías? Yo noto el candor de la mano, las pinceladas, la espera matemática, los unos de agosto de veinte años estando en la misma hora en el mismo momento, deseando que venga el sol o la lluvia, la parte propia que uno deja en el cuadro y que no sabes por qué está allí, es un misterio, muchas veces había visto el jardín de las delicias en foto pero nada comparado a cuando me acerqué por vez primera y de repente temblaron todos aquellos días de instituto en los que me fijé. El cielo del Madrid del sur en el que yo viví, los edificios que se asomaban unos encima de otros no eran la pintura que vi en la exposición, en el cuadro, de la mano del pintor, se había transformado todo en una realidad en la se ve el mundo en el que vivimos, la realidad social pero algo más: la soledad, la luz derramándose con distintos colores inapreciables de otro modo, el vacío, lo absurdo de las colmenas en las que vivimos, la crudeza del asfalto… todo eso sólo lo convocaba la pintura.
De la sensación de tarde para perderse después nos buscamos en el cine. Vimos BEGGINERS. Me entró ganas de leer RAYUELA pero el libro estaba en Murcia, del lado de allá. Algunas veces hago locuras y soy capaz de comprarme el mismo libro varias veces.
BEGGINERS va sobre un chico que tiene una dificultad para tener relaciones. De esta película diría que tiene una atmósfera, algo que hace que sea bonita. No es sólo que sea como Amelie, que el protagonista hable con su perro como si fuese su único amigo y que sea muy bueno. Es algo que hilvana toda la película y que sólo se pierde en las secuencias del trabajo, un tanto patéticas: si haces eso te echan del trabajo. El padre le dice que tiene cáncer y a partir de ahí se esforzará por conocer más a su padre y su padre le dará una fuerza que no olvidará.
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1 comentario:
Comparto lo que dices sobre la obra de Antonio López.
Y sobre el tema de los libros... Yo también descubro, a veces, que tengo libros repetidos.
Un saludo.
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