jueves, 21 de octubre de 2010


ESTATUA CONVERGENTE

Vieja estatua que robas viejos nombres
llenas de nieve sombras de la tarde,
frente a este señuelo de nostalgia
que trae el invierno.

Donas forma a la piedra y laxitud
al pensamiento, juzgando en tu rostro
rostros del mundo,
en esta hora en la que se regresa
hasta un ángulo inmóvil de la vida
con niños que abandonan fieros golpes
de balón en tu carne reflexiva.

De vacío es la tarde entre tus ojos
espuma para amantes deseosos
rompiendo besos fríos como roca
en tu cuerpo de cólera perenne.

Tus labios escancian sangre de tiempo
fresca y pálida, apenas goteante.
Te asfixia la noche con un silencio
de casas desoladas,
durante cien años te han mutilado
otros hombres, distintos ideales.
En tu noche se alojan duras pérdidas
de aquel a quien sostienes sin pensar.

Vertical ascensión de años sin vida,
, dimensión de la nada,
siempre has sabido que aquí estaría
en esta madrugada de abandono.

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