sábado, 29 de agosto de 2009

londres ends

LONDRES ENDS
La aspereza de los lenguajes no entendidos, su sabor en tu lengua al pronunciarlos. Norwood Junction de trenes con destinos itinerantes. El movimiento gravitatorio en los autobuses verticales. La hierba domesticando la razón, quedamos para tomar el hummus que sincera, los faros embravecidos de Irlanda, la compañía deshabitada de un reloj, la rivera del río modificada para servir arte, las calles rizomas llenas de bucles incomunicados, el silencio de los rascacielos, los oficios de los transeúntes de Washington Square, la noctámbula apreciación de luciérnagas desmontando la hierba de Maddie, nocturnos para alejarse de la casera, el tacto de los aviones al discurrir por la epidermis de la city, volver a dibujar Edimburgo en una servilleta de papel, las infinitas historias que uno piensa publicar el blog y que acaban en un lugar oscuro de la memoria por sustracción de tiempo, la lluvia, Londres, la lluvia, Londres… el sol que sale ajeno a los recuerdos, botellas solitarias en un mar de asfalto, el champiñón que crece en cada casa, los zorros vagando por la calles con apetito de luna, el número de pasos dado en cada museo, la horizontalización de la mirada en el cuadro, el regocijo en la mirada la sorpresa en ella la quietud, Matisse antes de morir de cáncer pintando sin poder “Snail”, el patio con la inscripción Reino de Murcia en el Metropolitan, la fuerza de las manos de Saavedra Fajardo en el cuadro de Goya que se arrincona en la Courtauld Gallery, la película Moon desde el subsuelo de Warwick street, el puente de London Bridge en la antigüedad con sus edificios colgantes...

al caer formará un interstiticio
algo profundo late en la espera
y en el significado
caminaré un momento sobre escenas
ya pasadas
para indicar el discurrir de la mirada
estrellaré su peso vertical
sobre fotos y aromas
. LONDON ENDS












viernes, 28 de agosto de 2009

KEAT`S HOUSE

Ayer estuve en la casa de Keats, en el barrio de Hampstead, que era como un pueblecito con su ayuntamiento antes de que la city lo fagocitara. Sigue manteniendo su personalidad y ese aire que se respira agradable. Como no me había llevado ningún mapa porque en Londres todo es accesible mediante señales de tráfico me perdí. Entonces pude comprobar la fisonomía del barrio. Es curiososo pasear por un lugar una mañana desentrañando sus pequeños bulevares, sus casas adosadas... no le preguntaba a nadie, qué iba a decir ¿dónde está la casa de Keats? No es tan turístico como para que la gente lo sepa y los barrios de Londres son muy grandes. Vi Hampstead Heath que es un parque natural asalvajado con lagunas y vegetación absorbiendo los caminos. Al final me encontré un mapa en el suelo y me sirvió para llegar a la casa. Realmente sólo fue su casa durante sus dos últimos años de vida. Yo no sé que tendrán las casas de los demás que nos gusta tanto mirarlas, se puede decir que para saber cómo vivían o como experimento sociocultural o como cotilleo puro y duro. La casa está rehabilitada, si hiciésemos un barrido de huellas dactilares seguro que no queda ninguna de Keats. Pero me intenté aproximar a su personalidad, miré desde el diván por el que contemplaba su jardín cuando estaba débil y no podía salir, tuve que ver su rostro mortuorio porque le habían positivado varias máscaras en su lecho de muerte. Lo mejor de la casa es la sensación de paz que te invade, sobre todo por el barrio en el que está.

miércoles, 26 de agosto de 2009

LA CAMARERA DEL FOLIES-BERGÈRE


la camarera del Folies Bergere
Eduard Manet, Museo Courtauld, Londres.
Era la tercera vez que le pedía un whisky con hielo. Cierto que el Folies Bergere estaba lleno y el sonido hacía confundir las miradas. No podía ser que le hubiera reconocido, con su bigote, el sombrero… todo preparado para ocultarse bajo la oscuridad de los vestidos, su piel demacrada fingiendo el tiempo que ha pasado. Pero ella le sostenía la mirada y en la mirada quizás cabía aquella noche que pasaron juntos cuando ella apenas tenía diecisiete años y él treinta. Solicitó otra vez el whisky pensando que si lo tuviese que volver a pedir no iba a resistir aquella mirada y se marcharía sin preguntar, dejaría el bullicio de la ciudad de repente, abandonándola en ese preciso instante. No hizo falta más; ni ella le sirvió el whisky, ni él siguió delante de su mostrador. Se fue por la misma puerta por la que había entrado sumido en un extraño mareo. Antes de marcharse pudo observar que en ese momento una mujer estrafalaria era la que le pedía con los ojos mientras ella, en actitud persistente, lo seguía revelando todo con la mirada, la cólera en el infinito de los ojos, con la boca apretada para evitar que las palabras de reproche se mezclaran con el silencio, en sus mejillas enrojecidas a pesar de la lividez con la que se había engalanado y en las manos abiertas sobre la mesa, delimitando su territorio. No pudo más, dejó aquel palacio. Al salir miró hacia arriba y Londres no había cambiado nada pero él aún recordaba sus ojos y aquel bar de Paris.

lunes, 24 de agosto de 2009

IRLANDA, EIRE

Cuento el viaje al revés, porque lo último que hice en Dublin fue hacerme una fotografía con la estatua de Joyce, por si se me pegaba algo, jaja, unas señoras lo estaban usando de lugar de reposo, seguro que estaba con flujo de conciencia, jaja.

Dublinic, la vikinga, tiene el encanto de lo pequeño.

El faro de Hook Head data de la época medieval, es el más antiguo de Irlanda y uno de los más antiguos de Europa. Era bonito verlo con el las nubes oscuras y el clima irlandes que debe de ser muy duro en invierno.





Las casas de la costa de Kilkeny tenían un cierto parecido con las barracas murcianas, los tejados eran de cañas, el color de las paredes blanco. Esta era muy grande pero también había pequeñas.

La familia Traynor no solo son hospitalarios con los amigos de sus hijas, también con estos pequeños invitados del camping.
Las playas tienen mucho encanto porque están deshabitadas, muy diferente a una escena veraniega en España, cuesta creer que esto es agosto en un sitio turístico.

Gracias a la amabilidad de la familia Traynor hemos podido disfrutar de un fin de semana con una familia típica irlandesa. Los padres de Treasa regentan un pequeño camping al lado del mar en el que la naturaleza intenta ganarle terreno a la arena. El lugar se llama Wexford, porque está al lado del pueblo con el mismo nombre. La gente va allí a disfrutar de unos días de vacaciones, cuando sale el sol todo el mundo corre a la playa como si fueran a las rebajas, aunque pocos se bañan.

jueves, 20 de agosto de 2009

THE NEW YORK TIMES


Me quedé un rato mirando el edificio, lo había encontrado por casualidad aunque era una visita obligada. Como se podía ver a los periodistas dentro, imaginé lo que sería escribir allí. Me compraba todos los días el periódico, es incómodo porque es de los de tipo sábana, pero era increíble leerlo en una cafetería a las 6 de la mañana con uno de esos caffe latte insufribles. Tiene una sección separada de artes, muy bien cuidada.

LA BIBLIOTECA DE NUEVA YORK


La biblioteca de Nueva York es el templo del que ama las bibliotecas. La entrada es de mármol con enormes escaleras como la que se puede apreciar en la fotografía. En la imagen se puede observar en lo alto de las escaleras una persona, se puede comprobar cuál es la escala real del vestíbulo. En cada planta hay grandes pinturas murales y todo está revestido de madera oscura. Por los grandes ventanales entra una luz muy agradable. Pero lo más emocionante son los libros, millones y millones de ejemplares.

martes, 18 de agosto de 2009


LIBROS: NOCILLA EXPERIENCE
Agustín Fernández Mallo
La segunda parte de la trilogía nocilla, escritura collage, no me ha decepcionado a pesar de que no me gusta mucho cuando se anuncia de antemano que tal libro o película va a formar parte de la trilogía. Si en Nocilla dream asistíamos a una escritura sobre un mundo global y a su vez fragmentario, definido por unos espacios frontera, en éste Fernández Mallo traza unas fronteras más sugerentes si cabe; las de la piel, las de unas antiguas tuberías para transportar petróleo por las que viajan niños para escapar a sus vidas en un país en el que pasan hambre tras haberse tragado ampollas con iodine-125 radiactivo y en las que sólo oyen sus pasos en lo que no deja de ser otra frontera, o la de un vecino de Cortázar que habla con él sin saber quién es… Además vuelve a colocar fragmentos de entrevistas significativas a cantantes, de la película Apocalypse Now (que está basada en el Corazón de las tinieblas de Conrad)… en un sin fin de fragmentos cortos que están bien narrados aunando el interés de lo que cuenta con una cierta belleza poética de la situación extraña y mezclándolo con fragmentos que además de ser líricos por la carga de emoción te hacen reflexionar, como esos niños andando por las tuberías en las que son incapaces de silenciar sus pasos ya que el rebote del eco en los conductos con miles de recovecos en el fondo les hace no estar solos porque lo mismo que los pierde los hace vivir… o un médico que descubrió que la fecha de caducidad de unos cereales era la misma que el día en que su novia cortó con él y por eso decide comprar todas las cajas de cereales que le gustan con esa fecha para comérselos todos porque puede que tras llenarse de ellos, ella haya desaparecido de su mente… o los kilómetros que recorre nuestro ratón del ordenador en un año, en dos, en 10 lo que deja la sensación de tiempo perdido.

Ignoro en estos libros lo que se encuentra más allá de las fronteras, la historias que cuenta son sólo fragmentos y no nos permiten traspasar la piel de esas personas anónimas pero que existen porque existe ese pintor que un día regaló sus cuadros a gente anónima (a lo Párraga), existió Cortázar, existen los oleoductos en los que mueren niños con la esperanza de una vida mejor… así como no sé tampoco la diferencia entre los artículos que escribe Mallo, su blog, o su poesía (me he leído Carne de Pixel) pero me gustan sus historias porque te dejan la sensación de páginas de un mundo que luego tu mente se encarga de llenar más.


FRAGMENTOS
“en nuestros ojos hay un punto que lo inventa todo, llamado punto ciego, un punto que demuestra que la metáfora es constitutiva al propio cerebro, el punto donde se general las cosas de orden poético. De igual manera en ese gran ojo que vendrían a ser todas y cada una de nuestras vidas hay puntos oscuros, puntos que no vemos, y que reconstruimos imaginariamente con un artefacto que damos en llamar memoria. Puede que estén ahí ocultas otras dimensiones que no vemos”.

“Ha cerrado su mente de la misma manera que la carne tiende a cerrarse tras una operación quirúrgica. Es ése uno de los secretos que más le atraían cuando en Boston ejercía de médico: ¿por qué el cuerpo, aunque lo sometas a encarnizadas operaciones, siempre tiende a cerrarse, a cicatrizar su herida, a crear de nuevo oscuridad dentro de sí mismo como si la luz, que fuera es un signo de vida, allí dentro equivaliera a muerte?”


lunes, 17 de agosto de 2009

una historia en inglés


Esta es una historia, un poco infantil por mi conocimiento a medias del inglés, que no se podría traducir al español porque perdería el doble sentido de rat race. Ruego que perdonen los fallos gramaticales, que hay muchos


BETTY’S SECRET

Nobody knew that one of the flagstones of the kitchen was broken and that inside you could hide something you wanted nobody to find. It was in one corner and the kitchen was very large. Everyday in the middle of the night, Betty used to wake up to see if her secret was safe, sometimes she woke up in a natural way or with the clock in case the night before she haven’t done it. It was one of the Christmas days, her grandmother had come to her home to prepare the typical cakes so she was very afraid because her relatives seemed to be alert of the noises. The kitchen was always dark but there was a little light surrounding the room, she didn’t ask herself from what point could come. Placed in the middle the huge wooden table in what one day grandpa had told everybody in the family that the time of getting out of the rat race had come and she was very worried because she didn’t know his grandpa ran in a rat race. But she didn’t ask and after that day she saw like her grandfather every time grew more and more bad-tempered, so she understood that her grandfather missed very much the rat race. When the light was so decreased she could sail by the kitchen when her fingertips; the acute corner of the entrance, the cold of the sink which was bitter in the winter, the cut cupboard in what lied her favourite breakfast mug… but it was in the big wooden table in what she had smelt the cooked dishes, with its fragrances and the flavour of lemon which she liked the most or the awful flavour of the spice she never reminded the name, but it began with cor, like pop corn but without the n. The table was the real centre of the kitchen. Her mother used to buy the meals, but when her grandmother and grandfather come to Christmas she made and effort to cook as if she always used to, and Betty had to pretend because her mother would buy a big present if she did. But there is one thing she avoids when she wake up in the night, she doesn’t look through the windows because she is afraid of the grapevine in the yard, it’s very awful the shapes of the tree in the dark, someone could hide in the trunk and break into the house. Like always she opened the fridge, today is full with all the meals her grandmother has prepared, there is a big cake inside that seep through her eyes like the fresh of the fridge, with a knife cut two pieces, one of every side because she only can cut it because is already started. She eats very quick and the smell spread quickly along the kitchen, and before taking care of the other piece, she goes to the end, and she lifts the flagstone and cleans the layer down it, which is covered with sand, and removed the next layer made with cardboard to hide well, and she thinks the easy it would be that her grandfather makes a race with her friend Lilly, although it was really a mouse that her friend Leslie had given to her in the school but she didn’t show her mother and she thought in keeping by secret because she knew her mother had terror by this kind of animals, she had seen her shouting just only when a rat appeared in tv, sometimes it was funny imagine her mother walking on the kitchen flagstones without noticing there is this tiny creature playing under the soil. The little mouse began to eat the cake, with its sharp teeth. But that evening maybe she would ask her grandfather in secret, she would say “don’t you tell mum, but I have a good reason to make you happy, you can run with Lilly at night, after feeding her” although she doesn’t know which one would she support to win.

miércoles, 12 de agosto de 2009


Una paloma aturdida había ascendido a la cima del Empire State y no hacía nada aunque intentaras ahuyentarla.


Los taxis son la fauna de Manhattan, como en las películas levantas la mano sin querer y aparece un taxi.

El rascacielos Woolworth es toda una catedral neogótica porque sigue los principios de armonía y altura, lástima que no se pueda visitar por dentro con su estilo art deco hasta la extenuación.



Coney Island es la playa de Nueva York; una feria permanente.


En el estado de Nueva York, a 45 minutos de Manhattan, hay un paraiso natural formado por las cordilleras Apalaches con multitud de lagos y sendas para andar, toda una preciosidad. Lástima que sólo dispusiéramos de un día.




El Empire visto desde el puente de Brooklyn, a esta fotografía le falta ruido de coches.





LA CIUDAD DE CARTÓN Y ACERO

La ciudad de Nueva York es un plató gigante, en el que uno se siente como en todas las películas o series que ha visto y libros que ha leído. Las vistas de Manhattan desde Long Island, desde New Jersey son a la vez propias y a la vez sorprenden, el juego de la luz al introducirse en los rascacielos, o las fachadas de Wall Street, el reposo en Central Park… uno tiene la sensación de que ha estado allí muchas veces porque el metro recuerda al metro de la película Ghost, la quinta avenida aparece en blanco y negro como en Breakfast at Tiffany’s, las calles peligrosas de algunos barrios como en Malas Calles de Scorsese, el jazz suena de cualquier esquina de Central Park como si fuera una película de Woody Allen, Time Square es como la plaza de Blade Runner, las casas de Harlem son como las de my name’s Earl o las de películas de la mafia, o little Italy es como la película el Padrino, cuando uno camina por Chinatown (aunque te ofrezcan bolsos Vuitton) sigue creyendo que alguno de los chinos te va a vender un Gremlin y que decir del Soho con los lofts (edificios Cast-iron) de las innumerables películas de artistas como los de Jo, que noche con las que tanto hemos soñado en vivir sin paredes y con un espacio enorme para pintar y abstraernos de nuestra vida cotidiana, o Ellis Island con todos los inmigrantes tal como los describe Manhattan Transfer de John dos Pasos, en Coney Island te puedes montar en una de sus antiquísimas atracciones y tomar un perrito en Nathan’s como en la novela Llámame Brooklyn de Eduardo Lago y puedes perderte en una librería a lo Strand como en Brooklyn Follies de Paul Auster, quedan ecos de la prisión tumba egipcia de Bartleby el escribiente, además de Columbia University donde Lorca estuvo de lector… todo es igual y sin embargo, es distinto…
porque en el plató de New York circula esa otra película que es nuestra propia, la de esa paloma que vimos en el piso 84 del Empire State y que aturdida no sabía cómo había subido allí y lo que es peor no entendía como bajar, y las calles huelen mal como una hot dog podrido, el metro es refugio de predicadores y otros personajes que te miran como si fuera el fin del mundo, en Coney Island vimos más grasa que en una hamburguesa de McDonalds y a un hispano que te hacía fotos con dos boas de tamaño gigante, en el Metropolitan caben todos los saqueos que se le pueda hacer a la historia del mundo y en el museo de historia natural Whoopi Goldberg le pone la voz a las estrellas, el puente de Brooklyn es una experiencia extrasensorial porque crees verlo antes de estar en él y la puesta de sol es lo más antinatural que existe pero también muy bonita, si te alejas cuarenta minutos estás en un bosque enorme de lagos y árboles que han resistido aún la presencia de los skyscrapers, el Woolworth es el rascacielos tipo catedral gótica más bonito que has visto en tu vida pero sólo lo puedes admirar por dentro ya que no se puede subir nada más que una vez al año (si vuelvo intentaré hacerla coincidir), los edificios arden como fallas y en la quinta avenida hay numerosas tiendas que como en todo el mundo parecen discotecas (¿quedamos en Armani…?), el museo más alucinante que es el Guggenheim tiene sus 5.000 cuadros almacenados por falta de espacio y sólo muestra planos itinerantes de edificios de Frank O’Gehry, los Cloisters es un monumento que sólo lo visitan los que buscan paz interior es una construcción formada con partes de claustros y de iglesias de España, Francia, Italia y Alemania que todas unidas allí hacen que uno se cuestione si el museo lo ha ideado uno de los miles de hombres-carrozas-vendedores de perritos calientes, en Harlem uno puede escuchar misas de gospel para turistas españoles y su catedral Saint John the divine es el más edificio paella de Nueva York, en cada casa hay una bandera de EEUU y es más probable que hables en español que en inglés, en cada avenida parece que va a salir Superman o los X men o cualquier hombre disfrazado de superhéroe que se cree de verdad que vuela y se tira y después viene la policía…
es cierto, en Nueva York cabe todo el mundo tal como lo conocemos pero distinto a como lo sentimos. Suena extraño dicho con jet lag, pero es real y alucinante.