Este fin de semana estuve en Barna. El tren llegó 50 minutos tarde (después de 7 horas) y como sólo se había demorado 50 minutillos de más (repito: 7horas y 50 minutos) el revisor dijo que RENFE no devolvía el dinero.

Lo único bueno de ese tiempo que donas a RENFE, es que pude leer LA ESCALA DE LOS MAPAS, de Belén Gópegui. Estaba entusiasmado con esta cortita novela en la que no sucede nada pero es tan tan especial. Narra la historia de un chico, un poco rarito, que empieza a salir con la chica que siempre ha amado porque ya tiene 40 años y en fin, uno llega a unas edades en las que lo imposible se vuelve posible. Pero tiene mucho miedo, de sus paranoias surgen sus pensamientos superbonitos, además de cierto lirismo asociado a la ciencia que ya quisieran tener los NOCILLA GENERATION. Pero todo ello de una forma sutil, casi imperceptible, lo que hace que devores el libro, y que gracias a renfe y su impunidad, vuelvas a releértelo el mismo día.

Por cierto, que ya ha salido el disco de Klaus and kinski y que estoy todo el día escuchándolo porque es buenísimo. Se parecen a la buena vida pero con un toquecillo más experimental (aunque el bolero ya se pasa de experimental).

Y una cosa como de otro mundo que me ha sucedido. Los grandilocuentes the killers dijeron que Human iba a ser la canción definitiva (???). Pues bien, estaba deseando escuchar la canción que hiciera que ya nunca quisiese escuchar nada más. Por supuesto que cuando la escuché me decepcionó, es una buena canción retro, situada entre los años 80 y 90, justo cuando la música empezó a degenerar y surgió el temido hip hop. En fin, madonna todavía era virgen, hiphoperamente. Pero el problema es que, aunque me eché a reír de lo poco canción definitiva que suena, no puedo parar de escucharla y he llegado a la conclusión de que puede destrozar mi caro oído musical.
Me voy a ver una performance, mañana os cuento audiencia inexistente...