miércoles, 10 de febrero de 2010

VISIONES DE CARTAGENA Y DE LA SAGRA

Al llegar al río uno piensa en la vida, en esa hoja que se desliza sin saber a dónde va. La familia son esos remansos que tiene el río, que siempre existen y que encuentras en momentos como éste, en los que uno piensa en la suerte que tiene.

Pasar un domingo en la naturaleza te hace sentir que tu verdadera piel es ésta y no la artificial que llevamos cada día, en la rutina absurda que vivimos. Por ello hay veces que uno recuerda aquello que decía Jorge Guillén: los ojos no ven, sienten





En el palacio Aguirre las sombras de la tarde se transformaban en negativos del art nouveau de los elementos decorativos del edificio. Muchas veces el deseo por las cosas inmediatas, no nos hace ver que hasta las cosas más simples acogen otras perspectivas y con ello otros mundos en los que también podríamos vivir.







Detrás del muro de listones verde se encuentra "el molinete" un monte lleno de restos arqueológicos que han estado enterrados por siglos y que de momento va a seguir igual, si los constructores y los políticos siguen quietos. En todo ello exite un aura sagrada, por eso la cúpula de la iglesia de la caridad superpuesta a la valla que protege restos de hace tantos años proporciona un hondo sentido de espiritualidad.









Existen puertas que no llevan a ningún lado pero abren un mundo que deseas cruzar. En esta foto se puede observar flores y un estanque si atraviesas la puerta con la mirada. Recuerdo la película "Primavera, verano, otoño, invierno". Aunque a veces para cruzarlas sólo es preciso querer, por las circunstancias de tu vida no puedes. Esta puerta simbolizó para mí ese deseo hace muchos años, una de las primeras veces que visité CT.





ESTAS FOTOS EN PRINCIPIO No tienen mucho en común; sólo que saqué la cámara y me dispuse a hacer fotos. Muchas veces la gente me pregunta a qué le estoy haciendo la foto, si la foto está en otro lado.

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