jueves, 25 de febrero de 2010

A DESIGN FOR LIFE



EL INFIERNO

Siempre se pudo decir de él que fue una persona a destiempo. Encontró el amor en la guardería, en las horas de recreo que parecían interminables. Poco antes de morir había trabajado duro en un poema, tanto que parecía haber sufrido una tumultuosa guardia de 24 horas sólo observando ensimismado un verso con la intensidad con la que un cirujano cose un by-pass. Sus amigos lo recordaban vestido de otra manera, con una necesidad anacrónica. Uno de ellos dijo que parecía estar en la vida como cuando descubres en una fotografía algo hacia lo que no habías apuntado. Si de verdad ha muerto, hay quien lo duda, seguramente tampoco debe estar en el infierno y si lo está, seguro que no como los demás difuntos.

No hay comentarios: