viernes, 9 de enero de 2009


EL CARMÍN

la arena con sus pisadas sueña
una música descompuesta, sin ritmo
plegada a una ausencia desconocida.
El mar la vierte sin consciencia
voltea con ella, la somete
a juegos peligrosos, le da una melodía
dolorosa de espuma y sables
con racimos de noches pasadas
y entre ellas, con suavidad de pergamino
un salobre profundo las ata a palabras
viejas y blandas, como aquel carmín tuyo
de los domingos, del AVON,
ese que pintaba las líneas de tu cara
y te ofrecía a los dioses, como una esbelta
dama masai, vinculándote a las cavernas
y a los yuppies
demostrando que vivir es una paradoja
bella, en este mar y el espacio sólido
este cristal que parece líquido
y esta tierra batida como huevos podridos
y las palabras que están ahí
asfixiadas en sus huecos de arena:
intocables.

2 comentarios:

Cabopá dijo...

¡HOLA! Ya he visto que eres mi primer seguidor.GRACIAS. Ya hablaremos en el curso. Te pondré como favorito.

Ce dijo...

me ha gustado mucho tu poesía me gustaria ser la maga y arrastrar los pies sobre la arena.