lunes, 14 de marzo de 2011

Las fechas que supero dónde quedan.
¿En qué sustituto de vida siguen
viviendo impertérritas
como si fueran de verdad vividas?

Quién lleva mis ojos de aquella tarde
y toca como si fuese mi piel
y construye un molde para el tiempo
con su cuerpo
y en el hueco crea un movimiento
ajeno a lo que sucede
cuya veleidad ahora yo respiro
sabiendo que el aire que me penetra
es fuego sagrado.

Y cómo aquella puesta de sol
se ha repetido algunos días
con un aire de copia morosa
como si el cielo fuese un gran bazar
dedicado a reproducirse
en una mueca barata y vacía.

1 comentario:

Cabopá dijo...

Es precioso,no me importaría tener un ejemplar....
Amigo tú eres un escritor,cuando ganas premios los ganas de verdad.
Sabes, yo también cenaba en verano debajo de una parra en la huerta en casa de mis abuelos...Recuerdo el olor a tomamate y pepino de las ensaladas y el pan con sobrasada de matanza casera...El calor de aquellos años tenía el sabor de la charla tranquila, aunque a veces fueran penas...
Besicos.
Ah,en Guadalupe, un segundo......Estoy contenta.